Thursday, November 6, 2014

Lágrima

Su mirada quedó perdida en la lejanía.

Otro día que no merecía la pena ser vivido.
Otro día en vano, pasado a no hacer nada.
Otro día que no cambiaría nada en su vida.
Otro día más…

Bajó la mirada, hasta sus manos. Las miró e intentó leer las líneas que adornaban sus palmas, tal y cómo se lo había enseñado alguien hace tanto tiempo.
La línea de la vida…

Su vida había sido –y seguía siendo- siempre tan insípida e inútil. Solo tenía malos recuerdos, y recuerdos míseros de su infancia. Ya era casi lo que se considera una anciana, pero no por eso los recuerdos se habían vuelto mejores.

Pero no le importaba, nada le importaba. Vivía su vida cómo si fuera ajena a ella, cómo si se tratara de otra persona.

¿Acaso los demás vivían de la misma manera? ¿Por qué los demás sonreían y lloraban? ¿Por qué no eran todos como ella, sin sentimientos?

Entonces un recuerdo que pensaba perdido volvió a la superficie, y se acordó. Se acordó de la sonrisa de su madre. De sus abrazos. Se acordó de lo que uno siente al ser querido.
Y su corazón dejo de latir mientras la única lágrima derramada en su vida caía sobre el suelo.
Pero ya no podía verla.

Jamás vería su única lágrima. La prueba de que tenía sentimientos. De que era humana.

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