¿Cuándo se acabará todo este sinsentido?
Tumbada sobre esa misma cama, como cada día de los últimos siete
años, esa pregunta daba vueltas en su mente. No entendía porque se empeñaban en
hacer eso.
¿No les parecía obvio que ya era inútil insistir?
Ella no quería de vida parecida.
Porque eso no era vida.
Se miró el brazo izquierdo y se preguntó cuando había dejado de sentir aquel trozo de plástico metido en su piel.
Se miró el brazo izquierdo y se preguntó cuando había dejado de sentir aquel trozo de plástico metido en su piel.
Ya no esperaba nada de la vida.
Solo que el fin llegara lo antes posible.
Quería poder irse y descansar por fin.
Quería poner fin a aquel sufrimiento.
Poder volar libremente entre aquellas nubes que desde hacia demasiado
tiempo estaba obligada a observar a través de la ventana, tumbada sobre esa
misma cama.
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