Abrió lentamente los ojos y observo con cautela
lo que se hallaba a sus pies. Estaba maravillada. Se sentía tan complacida y
feliz.
No podía ser verdad ! Se pellizcó, y tan
solo sintió un leve dolor en la muñeca : estaba despierta.
Una ligera sonrisa se dibujó en sus finos
labios y sus ojos se iluminaron de un extraño resplandor.
Por fin tenía lo que tan desesperadamente había
estado buscando durante tantos años. Y todo aquello era gracias a él.
Se agachó y recogió suavemente lo que tenía a
sus pies. Que ligera !
De repente sintió un calor húmedo en sus
mejillas. Unas lágrimas de felicidad brotaban de sus ojos azules sin cesar.
Poder sentir que poseía el objeto de todos sus
deseos era un milagro. Estaba disfrutando plenamente de aquel momento de
intensa felicidad y satisfacción cuando de repente oyó un ruido. No era el
ruido del viento en las ramas, ni el del agua del río. No.
Era el ruido de una respiración entrecortada.
Con angustia, se dio la vuelta, y lo único que llegó a ver fue una inmensa
oscuridad que se la tragaba a la vez que le arrebataba su tesoro más preciado…
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