Este era su elemento, este era su mundo.
Aquí no habían desconocidos, ni sorpresas, ningún
susto o preocupación.
Solo tranquilidad, y paz. Silencio.
Este sitio le pertenecía, era suyo y de nadie más.
Tenía el control sobre todo lo que ocurría en su
mundo.
Nadie ni nada podía penetrar en su mundo sin su
permiso, aquí se sentía a salvo y segura.
No necesitaba nada.
Nada más que estar en su mundo. Sola.
En su lugar favorito. Aquí se sentía a gusto, y por
nada del mundo hubiera querido moverse, salir de su mundo.
Aquí estaba en paz.
En esa habitación. Encerrada.
Su isla.
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